por el ombligo se me coló un beso.
trepó entre risas hasta la tripa, mareó a las mariposas, sacudió alguna víscera dormida, aceleró el compás de los latidos, se abrazó al escalofrío, navegó hacia el cuello, construyó su nido, lo abandonó y llegó.
llegó al limbo de la memoria, donde los besos abandonados inventan los cuentos que no vivieron hasta que otra realidad supera su ficción.
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Esta es solo una parte de una de las fotografías que Helena Selini me hizo para su libro, una bomba llena de palabras que llega con la primavera.
Iduna RuSol