Las voces bajas, de Manuel Rivas

Las voces bajasLlevo muchos años diciendo que los gallegos son los representantes del realismo mágico en nuestro país. Siempre que leo a un autor o autora que ha crecido con historias que se respiran en Galicia, lo he confirmado: en su literatura hay una magia costumbrista que se toca, se huele, se ve. Es inevitable.

En estas páginas anida el «surrealismo popular», como lo llama su autor, que no tiene el sabor del Caribe de Gabo, pero enfría las mejillas y huele al salitre del norte verde.

Las voces bajas de Manuel Rivas son esos susurros que rescatan los viejos cuentos al lado de una chimena donde no hay edad. Los grandes recuerdan, los pequeños sellan recuerdos, los medianos alimentan las historias nuevas.

Rivas recoge en este título caminos autobiográficos, chapoteando encima de charcos propios y ajenos sin miedo a ensuciar los zapatos. Hay una dulzura melancólica que envuelve a cada personaje que va apareciendo según avanzas las páginas. Los nombres se saludan, se despiden, vuelven o no regresan más. Como los recuerdos, caprichosos y relativamente cronológicos, se desprenden los episodios que han ido curtiendo la actitud vital y la firma del autor coruñés.

Este libro se vino conmigo de viaje a la playa, a la montaña y al Reggaeboa, en Balboa. Allí, en el festival leonés, una mañana muerta de frío en que me refugié en su único bar para que me calentara las manos un café, escribí en una de sus páginas:

A todo sí, menos a lo que duela. A ver hasta dónde llegamos.

Y sin saber muy bien qué voz baja me lo provocó, la creí, y me siento incapaz de llevarle la contraria.

Las voces bajas te terminan inspirando, sin darte cuenta. Es una melodía que se te cuela como un hilo fino por el oído, y haciéndote cosquillas en una emoción bonita, en otra más triste, en aquel miedo o en este susto, se hace nido y ocupa un espacio irrefutable en tu memoria.

Pedazos de este libro_

Iduna RuSol

2 comentarios en “Las voces bajas, de Manuel Rivas

Deja un comentario